“A razón de saber que él fue el que se echó a mi hermano, decidí venir hasta acá y arriesgar mi pescuezo con tal de conseguir la venganza que mi Joaquín se merece. Me Llamo Elvira Manchado y laboro como puta para algunos hombres de poder en la Limonada. Antes de que pretenda arrestarme quiero recordarle que mi trabajo me da acceso a ciertas informaciones, que a usted, señor oficial, le convendría saber.
De entre mis clientes, el más importante es el “El Tortrix”, que es el líder de la “clika” (Ramificación de, en este caso, la mara Salvatrucha) más grande y peligrosa de allá por donde yo vivo. La neta está así: note desde aquí señor policía que estoy por entregarle unas informaciones que me han de costar la vida, por lo que espero que usté cumpla bien con su trabajo y mande a esos cabrones a pudrirse en una cárcel, les mate a sus “batos” o al menos les sonsaque unas grandes cantidades de pisto a los hijueputas.
El Nombre verdadero de “El Tortrix” es Patíbulo Lazcas, es enano el cerote, de piel morena, ojos grises y aliento a marrano, tiene por allí como 18 años y ahorita mismo si quiere le proporciono su dirección. Para que tenga pruebas y no haga viaje hasta allá en vano, le voy a contar un par de cositas para que se consiga una su evidencia para meterlo al bote:
Si usté agarra camino para la casa de él, en el patio de atrás y debajo de una pila roja que parece estar bien pegada al piso, hay un hueco grandote en donde guardan unas sus armas, dinero en efectivo, cosas robadas y a veces un su par de quintales de la coca mas buena que pueda conseguir por acá . Por si eso no le es suficiente, unas calles más abajo en la casa de “el ganso” va a encontrar que tienen unas bolsas de basura llenas de gente a pedacitos, entre los que se encuentra mi hermano, y de las cuales no se han deshecho todavía. Y por si le sirve de algo y para que complete esta mi declaración, quiero contarle que una información muy importante es que el dichoso “Tortrix” es medio hueco, para que pase el chisme por la cárcel y así le echen un su par de trabajitos al niño durante su estadía…”
Este es un fragmento de la declaración de Elvira Manchado, quien ingenuamente creyó que la policía podría ayudarla a conseguir su venganza. Dos días después, y en una bolsa negra de basura, apareció la prostituta violada, acribillada, torturada, sin venganza alguna y cortada en pedazos; con una copia de su declaración hecha una bola, metida en su boca e ilegible y las palabras “puta ingenua” talladas con un vidrio en cada una de las piezas del rompecabezas que, alguna vez conformaron su cuerpo de mujer.
Por: Andrea Ovalle Menes
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