miércoles, 23 de septiembre de 2009

"El reflejo en las gafas"

- Sus lentes obscuros descansaban sobre el escritorio del aula , reflejando la horrorosa escena del crimen … ¿quién podría imaginar que el dueño de unas gafas como aquellas , podría ser capaz de cometer tal atrocidad? Nadie.
Hacía apenas dos semanas que la directora de la escuela bilingüe mixta, había firmado un contrato con el señor Dionisio Tiacher para que éste impartiera el curso de Historia universal al segundo y tercer grado de primaria. Todo había transcurrido muy bien desde ese día, por lo que la directora estaba muy complacida con la decisión que había tomado; eso sin nunca imaginar el espantoso suceso que se llevaría a cabo quince días después…
El señor Tiacher era un hombre amable; No muy atractivo, pero cariñoso; bajito y con un tanto de sobrepeso ; y los únicos cabellos que habitaban en toda su redonda cabeza eran los pertenecientes a una , extrañamente , abundante manada de crispados cabellos que conformaban su bigote. Tenía un par de ojos grises que inspiraban mucha ternura y vestía siempre un saco café con parches en los hombros y unos pantalones un tanto más obscuros, de un material algo así como gamuza. Era un hombre pulcro y ordenado , quizás el hecho de no tener una mujer a su lado que tomara este papel , lo obligó a ser así . Lo único que no concordaba con el “look” de profesional del profesor Tiacher era su famoso par de gafas obscuras marca “Gutcci” .
Algunos decían que sus gafas eran su modo de expresar la clásica rebeldía que acosa a todo hombre a la llegada de los cuarenta años; otros decían que era su manera de tratar de verse “cool” ante los demás jóvenes ; Lo que es un hecho es que sus lentes obscuros iban con él a todas partes y hoy , lo delataban como el autor del crimen cometido en el salón de clases 401 .
La primera en encontrar el cadáver hecho pedazos de Yani fue la directora de la escuela, y lamentó enormemente hallar los anteojos del profesor Tiacher en el escritorio donde, aparentemente , todo había ocurrido.
Al señor Tiacher nunca le agradó la idea de Yani , desde el primer día expreso su desagrado ante éste , y cada viernes lo dejaba notar aún más , pero nadie nunca imaginó que fuera capaz de un hecho tal … como la destrucción.
La directora lamento las consecuencias que el profesor Tiacher ahora tendría que afrontar: debería , literalmente, pagar por los daños ocasionados.
Cuando apenas la directora comenzaba a recuperarse de su asombro, arribaron algunos de los alumnos de la escuela y tras admirar por un momento el cuerpo inerte de yani pensaron: “ pobre el profesor Tiacher , ahora el tendrá que , con sus propias manos , reconstruir a su peor enemigo … Su disfraz de mascota del equipo de Fútbol .
Por: Andrea Ovalle Menes

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